EL ESPIRITU
VIVIFICANTE EN NOSOTROS
YAHWEH IS SENDING THE NEW MAN
TO THIS WORLD.
He will establish the Kingdom
of God.
ARE YOU READY???
LECTURAS
BÍBLICAS:
1 Co. 15:45; 2Co.3:17; Col. 1:16; Col. 2:9; 2 Corintios
3:15; 2 Corintios 4:3-4; Gal. 1:15-16; Juan 1:14; 1 Co. 15:10; Gal. 4:28,
30-31; Gal. 5:1; Gal. 3:23; Gal. 2:19; Ro. 7:4; Ro.11:7;
Mediante la obra de Cristo, Él vino a ser, la “Cabeza” de su Cuerpo, como el postrero Adán, el
espíritu vivificante en nosotros. En 1 Co. 15:45 dice:
45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre
Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
Esta declaración es muy importante debido que el
Nuevo Hombre representa el Postrer Adán. Por lo tanto el Postrer Adán es el
espíritu vivificante en “minúscula” debido que es la expresión
del Espíritu del Dios Triuno pero en Su economía, no de forma Ontológica.
En 2Co.3:17 dice:
17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el
Espíritu del Señor, allí hay libertad.
De un lado tenemos que la Plenitud de la Deidad vino a
ser hombre, y del otro, en su resurrección, este Hombre, fue hecho espíritu
vivificante, no solo para Él, más para todo su Cuerpo con todos Sus Huiós,
Neaniskos y Teknón.
En Juan 1:14 vemos que el Hijo del Espíritu de Dios fue hecho
hombre y en 1 Co. 15:45 este hombre fue hecho espíritu
vivificante.
Pablo dice que él Hijo del hombre es “el Espíritu”, y en Él, está la plenitud de la Deidad. Lo
pone aquí en mayúscula porque en el Nuevo Hombre coexiste la Plenitud del
Espíritu de Dios con todos sus Huiós, Neaniskos y Teknón. Esto también lo
confirma Pablo en Col. 1:16 que dice:
16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que
hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean
tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por
medio de él y para él.
17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las
cosas en él subsisten;
18 y él es la cabeza del cuerpo
que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos,
para que en todo tenga la preeminencia;
19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase
toda plenitud,
Y en Col. 2:9 dice:
2:9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de
la Deidad,
Pablo se refiere a la plenitud que está en Yahweh, el
Dios Triuno. Esto es importante entenderlo, debido que el Espíritu del Hijo de
Dios en toda su plenitud, está en todos sus hijos como espíritu vivificante y
por esto son hechos espíritu vivificante debido que hacen parte del espíritu
vivificante.
El propósito de Dios en este tiempo de Gracia y Fe, no es
darnos otra vez la Ley, que solo fue un “ayo”, más para
llevarnos al espíritu vivificante morando poderosamente en nuestro espíritu, formado
en nosotros; su propósito, desde la fundación del mundo, es darnos el Espíritu
del Dios Triuno en nosotros, para que el vivifique todo nuestro ser, hasta el
punto de ser consagrados como Huiós, Neaniskos o Teknón del Espíritu de Dios.
El Dios Triuno incluye el Padre, el Hijo y el Espíritu,
así que tenemos en nosotros, la plenitud de su humanidad y su Divinidad, como Huiós,
Neaniskos o Teknón del Espíritu de Dios.
¿Nos hacen estos Dioses? ¡NO EN ABSOLUTO¡ Si la “sangre” fuera lo que mueve todo el ser
humano incluyendo alma, espíritu y cuerpo, (Esta es solo una figura) entonces
podríamos decir que nosotros vivimos y somos movidos como Huiós, Neaniskos o
Teknón por el Espíritu de Dios, por la plenitud de la “Sangre” de Yahweh.
Como Pablo un tiempo fue un seguidor escrupuloso de la
Ley y necesitó la revelación directa del Espíritu resucitado y
Glorificado de Yehoshua, para conocer la realidad sobre la visión Celestial y
más específicamente de la persona del Hijo de Dios, nosotros también,
necesitamos orar con necesidad, para recibir tal visión, para que la podemos
creer espiritualmente, mediante la Fe, que tenemos el Espíritu que representa
el Espíritu de Yahweh, en nosotros como nuestra fuente de agua de vida.
Sin esta revelación, podemos aferrarnos a la religiosidad
y seguir de una manera u otra, a la Ley, siguiendo mandamientos de
hombres, que se apartan de la verdad revelada del Dios Triuno.
Hay que desechar las fábulas artificiosas profanas y
viejas, juntamente a las tradiciones antiguas, hecha a revivir, por las
denominaciones actuales, las religiones, y las sectas.
Desde el momento que Pablo recibió tal revelación, jamás
se interesó a la Ley como una forma para ser agradable al Señor, su único
enfoque fue lo que le ofrecía el espíritu vivificante, Yahweh Glorificado en
él.
Un hombre del Señor un día dijo:
“Oren que ustedes reciban tal visión tocante a la persona
viviente del Hijo del Espíritu Dios. También oren que otros vean esta visión.
Oren que ellos vean esta persona viviente y les importe El, en lugar de otras
cosas, como el Sábado, el cubrirse la cabeza, la sanidad y los dones
espirituales o el mundo. Necesitamos orar que esta persona viviente nos importe
más que cualquier otra cosa, aún más que la vida de la iglesia o el mismo
universo. Sin esta persona viviente como nuestra realidad, el contenido de la
vida de la iglesia, hasta la vida de la iglesia vendrá a ser solo una trágica
tradición.
¡Es vital que veamos esta persona viviente obrando en
nosotros!”
Aparte de Cristo, la persona viviente del Espíritu del Hijo
de Dios, todo lo que tenemos es la religión, el cual objeto, es la vanidad del
hombre, no al Espíritu de Dios.
Nuestro enfoque, como niños en Cristo, no tiene que ser
intentar a cumplir con una cierta religiosidad promovida por nosotros o por
otros, nuestro enfoque, tiene que ser vivir la realidad del espíritu
vivificante en nosotros.
Él Espíritu Santo tiene la obra de formar plenamente al
Espíritu del Dios Triuno en nuestro espíritu en una medida del espíritu
vivificante.
Una vez formado, ya no necesitamos nada más, el Dios
Triuno proveerá para que podamos hacer toda obra, que fue preparada para
nosotros, antes de la fundación del mundo.
Esto es hacer la voluntad de Dios, por medio de la
Gracia y de la Fe. Es desde la formación de Cristo Glorificado en nosotros, que
podemos ofrecer la grosura y los panes sin levadura, que son la figura de la
vida de Cristo Glorificado en nosotros como espíritu vivificante.
Como niños en Cristo, estamos tentados de quemar fuego
extraño delante del Espíritu de Yahweh, y millones de millones lo están
haciendo.
Como Huiós, Neaniskos del Espíritu de Dios podemos obrar
mediante la vida de Cristo en nosotros, en adoración y alabanza al Espíritu del
Dios Triuno y miles de millares lo están haciendo.
Estos
últimos, son la “Cabeza” de Su cuerpo, Su Iglesia, la novia del Cordero, el
Tabernáculo de la nueva Jerusalén, parte de la “Cabeza” del Nuevo Hombre.
Los Teknón serán los que entrarán el cielo como por fuego
y servirán la creación de Dios.
Los segundos, los Huiós y Neaniskos servirán al Espíritu
de Dios juntamente con Él en la “Cabeza del Nuevo Hombre” como parte de Su “Gobierno”.
Una persona que oye de Dios y le interesa, es normal que
en sus primeros años, se aferre a alguna religión o denominación y que intente
escrupulosamente seguir sus enseñamientos debido que sus conocimientos son
exiguos.
Estos enseñamientos en las mayorías de los casos no son objetivos
más subjetivos. Es por esto, que se necesita tener la revelación espiritual
personal del Espíritu de Dios, y esta, hay que anhelarla con necesitad,
mediante la oración, y un puro trafico espiritual y que nada más, tenga que ser
más importante, para nosotros.
Sin esta revelación, estamos perdidos en nuestra
religiosidad. Tenemos que llegar a un estado que solo estamos interesado que la
vida de Cristo Glorificado en nosotros, como nuestra realidad, que es
experimentar al nuestro espíritu vivificante, para que pueda ser formado en
nosotros.
Que nuestro único deseo sea, ver como Él, se puede
expresarse en nosotros, para su Gloria.
Es entonces que ya, como Pablo, no nos interesará más
cosa alguna, que no sea el Hijo del Dios viviente en nosotros, mediante la
expresión de una porción del Dios Trino formado, en nuestra vida.
UN CRISTO DESCONOCIDO EN EL CRISTIANISMO POR
FALTA DE REVELACIÓN
El Hijo de Dios, es el centro de toda la biblia, pero en
mi experiencia de la vida en la iglesia, poco y muy confusa es mi experiencia,
de cómo Cristo Glorificado me fue predicado.
Probablemente esta es también tu experiencia.
Tan poco sabemos de lo que Cristo Glorificado ha puesto a
nuestra disposición como espíritu vivificante.
Podemos haber oído de que es la redención, la
justificación, de la reconciliación, la salvación y muchas otras cosas que
benefician al hombre.
Poco sabemos de cómo el Espíritu de Dios Triuno quiere
ser glorificado en nosotros.
Lamentablemente conocemos solo parcialmente los
beneficios de tener el Espíritu del Dios Triuno en nosotros, en este tiempo de
Gracia y de Fe.
Conociendo estos beneficios, conoceríamos un poco más su
carácter, su santidad, sus planes, y su visión en la eternidad en particular en
que consiste el Reino del Espíritu de Dios.
Es por esto que necesitamos primeramente conocimiento,
pero conocimiento, sin revelación espiritual a nada sirve.
“Señor, danos
cada día más revelación, para que podamos conocerte más”.
Pablo en 2 Corintios 3:15 dice:
“Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el
velo esta puesto sobre el corazón de ellos”.
¿A qué velo se está refiriendo Pablo en este versículo?
Pablo se está refiriendo a la religión Judía, con todos sus mandamientos, sus
estatutos, sus leyes y sus tradiciones. Si Pablo escribiera en nuestros
tiempos, ciertamente añadirías, las religiones que proliferan en este mundo,
las sectas, las denominaciones.
Esto es así, por qué todas están contaminadas por las
tradiciones, y por el liberalismo entre otras cosas. Como usted tenga contacto
con “cristianos” en estos tiempos,
usted podrá constatar directamente, cuantos velos tienen puesto, delante de sus
ojos.
Estos velos le impiden a ver el Hijo Glorificado del Dios
viviente y les impiden tener una revelación espiritual personal del Dios Triuno
en ellos.
Sin esta revelación, no solo no pueden ver a Cristo, más
también, les impiden de ver, un verdadero hijo de Dios que le habla de Cristo.
Esto es debido porque el príncipe de este mundo, tiene poder sobre ellos.
Todo ellos se sienten en seguida muy susceptibles,
atacados, y cualquier cosa los ofende, debido que están cegados, endurecidos y
oscurecidos en sus corazones.
Estos “cristianos”
pueden usar argumentos espirituales, y la misma palabra, como un velo. La ley
es buena, santa y espiritual, pero en manos de personas, o antes de la cruz, o
niños en Cristo, se puede trasformar en un espeso velo. En 2 Corintios 4:3-4,
Pablo dice:
3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre
los que se pierden está encubierto;
4 en los cuales el dios de este siglo cegó el
entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Casi todo el mundo está cegado por el dios de este mundo.
Solo mira alrededor tuyo, en las calles, en los supermercados, en los estadios,
en los trenes, en los conciertos, para no mencionar en las capillas, en las
iglesias, en las sinagogas, en las mezquitas, en los templos; todas estas
multitudes, tienen velo tras velo, que le impiden ver a Cristo Glorificado, el
espíritu vivificante, el Hijo del Dios viviente, al Dios Triuno.
Todos ellos aborrecen la verdad y la vida, aborrecen la
luz y sigue amando más a las tinieblas.
ABANDONAR NUESTROS PRECONCEPTOS, NUESTRAS
NOCIONES Y NUESTRAS IDEAS
Todo preconcepto, toda noción humana, toda idea natural,
es un velo, y este velo, nos impide de recibir una revelación espiritual.
Con respecto a recibir revelación, no hay problema por el
lado de Dios.
Por Su lado todo está listo, Él está dispuesto.
El problema está totalmente en nuestro lado. Tenemos que
vaciar toda nuestra mente, y presentarla bajo la Cruz de Cristo, de todo lo que
tenemos aprendido hasta este momento, para que, por obra del Espíritu Santo,
primeramente todos nuestros velos sean quitados de nuestra mente.
Seguidamente y urgentemente tenemos que ponernos en
rodilla, con necesidad, para que el espíritu vivificante sea hecho visible en
nuestro espíritu y se pueda manifestarse en nuestra vida por obra del Espíritu
Santo.
Tenemos que creer espiritualmente en el Evangelio del
Reino y dejar que la vida que es la Luz de Cristo, entre en nuestro espíritu y
que el espíritu vivificante se forme totalmente en nuestro espíritu.
En el periodo de tiempo, entre nacer de nuevo, como niños
en Cristo, y tener El Dios Triuno formado plenamente en nosotros, tenemos que
reposar de cualquier obra, solo tenemos que concentrarnos en la oración
ferviente, hasta recibir la filiación de “Huiós” o “Neaniskos” del Espíritu de Cristo Glorificado,
manteniendo viva la fe, que hemos sido, redimidos, justificado, reconciliados y
glorificados con nuestro Padre Celestial.
Si cometemos algún pecado en este periodo, podemos
confesarlo, y seremos perdonados, debido que hemos sido completamente
justificados en el momento de creer espiritualmente.
Este periodo, puede significar años, pero no toda la
vida. Nuestro Padre Celestial necesita “Huiós” y “Neaniskos” sin mancha ni arruga, para completar la “Cabeza” del cuerpo de Cristo; necesita “Huiós” y “Neaniskos”
para completar la Novia del Cordero, y necesita “Huiós” y “Neaniskos” para
recobrar el Reino del Espíritu de Dios y en la tierra y esto será posible, en
el momento que Cristo, sea plenamente formado en nosotros.
Yo he tenido velos toda mi vida, había creído, pero no
fue hasta la edad de 66 años, que vi como el Dios Triuno me reconoció como
“Huiós” suyo; aquí estoy, en los últimos años de mi vida proclamado a todo el mundo
el espíritu vivifícate; el Dios Triuno, en mí, con poder, que está listo para
regresar en este mundo en el Nuevo Hombre.
Empecé a conocerlo totalmente formado en mi como una
persona viviente y como espíritu vivificante. Él me agarró a mí, yo lo agarré a
Él en mi espíritu. Él me dejó una marca permanente en mi nuevo corazón, que
cuando la toco me recuerda todo el tiempo que tengo perdido sin haber podido
ser usado por Él, debido a mí vanidad y a mis velos.
Esta marca me hace ver el vacío que dejó el Primer Adán
en mi espíritu y lo lleno que dejó mi espíritu el Postrer Adán.
Entre Él y yo, hubo un intercambio filial, un contacto
íntimo, que provocó mi filiación con una medida de la Plenitud de la Deidad.
Esto hecho está indeleble y permanente en todo mí ser y así será por toda la
eternidad.
Su luz está aquí y brilla, y quiere billar en tu corazón
también, ora al Señor, dile:
“Solo a ti Señor, solo a ti; solo necesito que te forme
totalmente en mí, no quiero velos ya jamás en mi vida, fuera de mi la religión,
fuera de mi todos mis pre conceptos, fuera de mi todo mi corazón natural, solo
ti Señor, solo a ti, dame Fe Señor, en lo que tu tiene preparado para mí, mi
redención, mi justificación, mi filiación, mi santificación, mi eterna gloria
juntamente con ti Cristo Glorificado debido a Tu Gracia.
Señor que solo la vida Cristo Glorificado, el espíritu
vivificante con el Dios Triuno, sea lo más importante en mi vida, Ven Señor,
ven y toma completa posesión de mi ser,
y jamás te soltaré.”
Hermanos y hermanas, amigos y amigas, oren en este
sentido según lo que usted cree que necesite, y la Luz del Espíritu de Dios,
brillará en vuestros corazones; Él os agarrará y podréis vivir una futura vida,
con el poder del Espíritu del Dios Triuno en vosotros, para su Gloria, como
“Huiós” o “Neaniskos” del Altísimo, por el resto de vuestras vidas en el
Milenio y por toda la Eternidad futura parte del Gobierno del Reino de Dios.
Primero viene la redención y justificación, las arras del
Espíritu, después el Señor quita los velos, toda impureza y forma Cristo
Glorificado en nosotros.
Y como último, viene la filiación como “Huiós” o
“Neaniskos” en nuestra realidad para una vida santa y sin manchas o arrugas,
donde la Luz del Espíritu del Dios Triuno en nosotros, resplandecerá más que el
sol. Pablo dice en Gal. 1:15-16
15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el
vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,
16 revelar a su Hijo en mí,
No tengas duda, al Espíritu de Dios le agrada revelar a
su Hijo en tu corazón, es la cosa que más desea, porque te ama y porqué es su
voluntad.
¿Quiere ver
tu vida trasformada verdaderamente como “Huiós” o “Neaniskos” del Espíritu de
Dios?
Deje que Dios quite todos tus velos y impurezas y déjalo
entrar en tu espíritu para que se forme en ti y este sueño se hará realidad en
tu espíritu y en tu corazón.
Si renunciamos a todas nuestras percepciones, volviendo
nuestro corazón hacia el Señor, y nos entregamos a Su cuidado; si consagramos
nuestro tiempo a la Palabra a nuestro próximo, Él será revelado en nosotros, vivirá en
nuestro nuevo corazón y pronto tendremos Cristo totalmente formado en
nosotros espíritus.
LA LIBERTAD QUE TENEMOS EN CRISTO
Es bueno conocer en que consiste la libertad que tenemos
en Cristo.
Como primero tenemos que entender de qué manera recibimos
la Plenitud de la Gracia después de la cruz.
Después de la cruz, tenemos en nosotros el espíritu
vivificante de la vida de Cristo Glorificado en nosotros como embrión, como
arras; también tenemos el Espíritu del Dios Triuno, que opera para nuestro
disfrute y gozo como una unidad.
También tenemos la compañía de los espíritus de todos los
Huiós, Neaniskos y Teknón que nos precedieron en la formación del Nuevo Hombre.
Con tal compañía de guerreros espirituales, siempre
tenemos que sentirnos amparado sea cual sea la situación en donde nos
encontramos.
A pesar que Él está en “Contacto” con nosotros en
nuestro corazón, el comienza su obra de regeneración en nosotros con gran
cautela y cariño. Es así como la vida de Cristo Glorificado, como el espíritu
vivificante, se introduce en nosotros, mediante el Espíritu Santo, desechando
toda impureza, siempre que la presentemos a los pies de la cruz de Cristo
mediante la Fe y el poder de la Gracia.
Estas son dos operaciones diferentes producidas por el
mismo ser espiritual. El “presentar” y el “recibir”.
Si estamos en comunión con Él; si como dicho
anteriormente, renunciamos a nuestras percepciones, y volvemos nuestro espíritu
hacia el Señor, entregándonos a Su cuidado consagrando nuestro tiempo a la
Palabra, y a la oración, Cristo Glorificado será revelado cada día más en
nosotros; vivirá en nosotros nuevos espíritus para hacernos cada día más
libres, y pronto, será formado totalmente en nosotros, siendo reconocidos por
el Espíritu de Dios como Gloriosos “Huiós” o “Neaniskos” del Espíritu de Dios
en nuestra realidad de vida.
Entonces Él podrá operar libremente en nuestra voluntad,
nuestra mente, nuestras emociones y sentimientos; en nuestra conciencia,
nuestra intuición y comunión.
Alcanzar esta unidad con el Espíritu, tiene que ser
la mayor responsabilidad, que tiene el niño en Cristo, es necesario que esta evolución
espiritual, se haga realidad, a los más pronto, para no quedarse estancado en
una vida estéril, en oposición con el Espíritu.
Debido a la “savia” del olivo silvestre, que todavía está
en él niño es Cristo, esta busca oponerse al Espíritu. Quiere hacer inactivo,
el flujo continúo de la savia de olivo cultivado, en que fue insertado, el
Nuevo Hombre, pero nosotros tenemos que aportar, lo antes dicho, para que no
haya oposición entre nosotros y el Espíritu de Dios.
Toda la obra tiene que tener su origen en el Espíritu del
Dios Triuno, y solo en él. Nosotros no podemos promover la filiación, esta será
una realidad en nosotros en los tiempos que establece el Espíritu Eterno de
Dios.
A veces los “cristianos” tienen la idea que el recibir
Gracia, consiste en recibir bendiciones, en particular bendiciones materiales,
como un buen lugar de trabajo bien remunerado, sanidad, dones
espirituales y paz con el mundo.
Este modo de entender la Gracia Divina está bien lejos de
ser apropiado. En Juan 1:14 dice:
14 Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y
vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de
verdad.
Ciertamente Cristo no estaba lleno de gracias materiales.
Él era la Gracia que se estaba ofreciendo libremente, juntamente con la verdad.
Conociéndolo a Él, teniéndolo formado en nosotros,
conoceremos la Plenitud de la Gracia, la Gracia de una relación viva, con
nuestro Creador, que quiere el máximo para nosotros, mucho más de lo que
concedió a los ángeles.
Él nos hizo para que seamos dignos de Él, quiere una
esposa adecuada para su hijo, sin mancha ni arruga, quiere “Huiós” “Neaniskos”
y “Teknón” que juntamente a su Hijo puedan arrebatar y administrar Su Reino
para su Gloria. En 1 Co. 15:10 Pablo dice:
10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia
para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos
ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.
Uno de los propósitos de la Gracia, es que los niños en
Cristo, puedan ser considerados “Huiós” o “Neaniskos” al servicio en el
Gobierno de Dios, lo más pronto posible.
Los niños en Cristo se benefician de la Gracia, para
crecer, para que Cristo sea formado en ellos.
Los “Huiós” y “Neaniskos” se benefician en poder obrar,
debido a la Gracia que está en sus corazones; es la gracia que está en ellos,
que lo les capacitan para ministrar a Dios en una unidad espiritual.
En Gálatas Sara tipifica la Gracia del Espíritu de Dios
en Isaac.
Agar tipifica el poder de la Ley que es el pecado en
Ismael.
Estas dos mujeres, tipifican los dos pactos, el pacto de
la Ley y el Pacto de la Gracia.
La Ley tipifica el poder de esta, que es el pecado que
domina la raza humana.
La Gracia tipifica a Cristo Glorificado en nosotros como
el espíritu vivificante y el Dios Triuno en nosotros para conducirnos a su
gloriosa libertad que es servirle en Su Gobierno en una unidad espiritual.
Cristo formado en nosotros, es nuestra libertad y es
nuestra Gracia. La vida de Cristo produce hijos como Isaac, Huiós y Neaniskos
libres, que pueden heredar la promesa de Dios, que es Cristo Glorificado y
formado en nosotros para el cumplimento de todo lo que el Espíritu de Dios, se
propuso en su corazón, respecto al hombre. En Gal. 4:28, 30-31 dice:
28 Y vosotros, hermanos, como Isaac, sois hijos de la
promesa.
30 Más ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y
a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.
31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la
esclava, sino de la libre.
Cuando un niño en Cristo es reconocido por el Padre, como
Huiós o Neaniskos, en la filiación, recibe la Promesa, debido que tiene
Su Espíritu, que representa al Espíritu del Dios Triuno formado en él, y desde este
momento Dios lo puede usar en toda Su Plenitud.
Como Huiós o Neaniskos participamos plenamente de la Gracia
Divina, y de la libertad, en el servicio del Espíritu de Dios, sin temor de
quemar fuego extraño delante de Él.
Nuestra libertad no tiene nada que ver, con el poder de
la Ley sobre nosotros, que es el pecado.
¿Qué quiero decir con esto?
Nosotros no rechazamos a la Ley en sí, rechazamos lo que
representa la Ley que es el poder del pecado.
Este pecado representa con el tratar de cumplir con los
mandamientos y estatutos de Dios, con nuestras fuerzas, con el fin de serle
agradable.
Desde el punto de vista humano, esto parece correcto,
pero desde el punto de vista de Dios, esta es la obra del mismo Satanás.
La única cosa que Dios se siente agradado, es Cristo, su
Hijo Unigénito y ahora Primogenitito de toda la creación, que representa el
Espíritu, el Dios Triuno en Él.
Mediante Su vida formada en nosotros, somos agradable al
Señor, el provee por nuestra santidad en todos los sentidos. Él provee a
cumplir la Ley y los estatutos, correspondiente a la Gracia, Él provee por
nuestra labor espiritual en esta tierra, el provee absolutamente todo en
nosotros.
Nuestra única obligación es seguirle firme, en la Fe
espiritual, que tenemos recibido, y crecer en esta Fe mediante la revelación
Divina, cumpliendo con gozo con las directivas que la Escritura establece y que
tenemos expuesto.
Si en algún momento pensamos que podemos ser agradable a
Dios en cumplir algunos de sus mandamientos o alguno de sus estatutos, con
nuestras fuerzas naturales, tendríamos que cumplir con toda la Ley y esto ya
sabemos por la experiencia de la religión Judía, es imposible.
Por tanto Pablo en esto es tajante y dice que el hombre
no puede ni ser justificado o santificado por las obras de la Ley y añade en
Gal. 5:1 que dice:
5:1 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos
hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
Además en Romanos 7, Pablo nos informa, que el pecado,
que entró en el mundo mediante el mandamiento, produjo en él toda codicia.
Cuanto más Pablo intentó guardar este mandamiento, cuanto más fracasó
miserablemente.
Que lamentadle son las denominaciones cristianas. Cada
una de ellas, busca un punto doctrinal para diferenciarse de las otras, con el
propósito de hacer algo mejor para Dios.
Pero Dios no se puede agradar en nada de lo que puede
producir cierta denominación, o cierta religión la única cosa que puede agradarse,
es en el hijo del Hombre que representa al Espíritu del Dios Triuno en Él, el
Espíritu que está obrando poderosamente en los Huiós y Neaniskos del Espíritu
de Dios.
Esto no se consigue mediantes, dogmas, ni por cumplir
algún mandamiento Divino, ni por seguir denominación alguna, o secta religiosa.
Hemos expuestos dos puntos principales de Cristo
Glorificado en nosotros como espíritu vivificante.
El primero consiste en que el Hijo de Dios está en
contraste con la religión del hombre, que consiste en hacer algo, mediante
nuestra fuerza natural, con el fin de ser agradables a Dios.
El segundo consiste en que la libertad que tenemos en
Cristo, está en contraste con la esclavitud de estar bajo EL PODER DE la ley,
porqué, por las obras de la ley, ninguna carne será justificada.
El niño en Cristo, preocupado por sus pecados, trata de
hacer algo agradable a Dios, y trata de cumplir algún requerimiento de la Ley,
pero el hombre, jamás tuvo la más mínima posibilidad, de poder guardar en toda
su vida un solo mandamiento siendo tentado.
Solo un Huiós o Neaniskos del Espíritu de Dios puede
hacerlo, debido que la vida de Cristo Glorificado se ha formado en él; tiene
esta posibilidad, debido que Cristo Glorificado, el Dios Trino en Él, lo puede
hacer.
Los diez mandamientos son el testimonio de Dios al
hombre, para que el hombre pueda evaluarse a sí mismo, como ineficaz en cumplir
los requerimientos de Dios primeramente, y segundo, para que busque todo su
apoyo en el Espíritu de Dios, para que Él pueda proveer a esto propósito.
Dios sabía que al dar la Ley, el hombre no hubiera podido
cumplirla, pero esperaba que el hombre entendiera su total incapacidad y de su
absoluta dependencia del Padre Celestial.
Después de miles de años de experiencia, el hombre hoy,
sigue de alguna forma, creer que Dios, le pueda considerar apto, por una
relación con él, debido a que él puede hacer algo por Dios, como hombre natural.
Esta actitud es muy lamentable y su fin solo puede ser la muerte espiritual.
La Ley, también tuvo otra función, y fue la de ser un
lugar de refugio hasta que viniera Cristo. La Ley tenía la función de ser un
guardián, por el pueblo de Dios. En la Ley estaban reflejados los atributos del
Espíritu de Dios, Su Santidad, Su Justicia, Su Luz y Su Amor
para mantener un cierto “orden” en el
mundo.
Estos eran los principios que podían salvaguardar su
pueblo, del resto del mundo, hasta la venida de Cristo. En Gal. 3:23 se dice:
23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados
bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.
24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para
llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,
26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en
Cristo Jesús;
27 porque todos los que habéis sido bautizados en
Cristo, de Cristo estáis revestidos.
No podemos entender plenamente una escritura, si no
consideramos el contexto bíblico. Aquí Pablo nos dice según el contexto bíblico
que todos somos Huiós de Dios por la Fe en Cristo, y esto es cierto.
También es cierto que todos los que han sido bautizados
de Cristo, de Él estamos revestidos.
Lo que no nos dice, es cuando todo esto pasa. Es evidente
que nacemos de nuevo como Teknón en Cristo y que un día desde este evento,
seremos Huiós o Neaniskos del Espíritu de Dios.
Tendría que ser evidente que hay un tiempo entre el de
ser niños en Cristo y el momento de recibir la promesa.
Abram tuvo que esperar 14 años, el mismo Jesús esperó 30
años. Hay un tiempo de espera entre ser un simple Teknón de Dios, al ser un
Huiós o Neaniskos del Espíritu de Dios.
A pesar que Jesús fue un Huiós del Espíritu de Dios desde
su nacimiento, tuvo que esperar de ser reconocido como tal en Su bautismo, para
poder ministrar a Su Padre Celestial en este mundo.
Todos somos hijos en posición, pero solo algunos son los
vencedores, solamente algunos, serán parte de la “Cabeza” del Cuerpo de Cristo
Glorificado, solamente algunos serán parte de la Esposa del Cordero, solamente
algunos serán parte en el Tabernáculo de la Nueva Jerusalén.
Pablo en estos versículos solo se refiere a los Huiós y
Neaniskos del Espíritu de Dios que por la Fe, mediante la Gracia del Espíritu
de Dios han hecho posible su filiación.
El propósito de la Ley fue llevarnos a Cristo, este
propósito se ha cumplido con la obra del hijo de Dios, ahora la Ley no tiene
ningún sentido, bebido que los Huiós y Neaniskos tienen a Cristo Glorificado
que totalmente formado en ellos le hace ver reflejados sus atributos, Su Santidad,
Su Justicia, Su Luz y Su Amor.
Además Cristo Glorificado se presenta claramente antes
ellos como su escudo y como su guardián.
Las funciones que antes tenía la Ley, ahora lo tiene el
espíritu vivificante mediante el Espíritu del Dios Triuno en el espíritu del Huiós y
Neaniskos del Espíritu de Dios.
Esto es la realidad de nuestra vida. Cristo Glorificado
ha sido insertado en nosotros y su vida es nuestra vida, Él es el espíritu
vivificante, nosotros también, él es un Huiós de Dios, nosotros también, en él
está el Dios Triuno, en nosotros también.
Cristo es nuestro todo, es el solo lo que importa,
doctrinas, dogmas, religión, sectas, denominaciones, dones espirituales, el
fruto del Espíritu Santo, la misma biblia, nada de esto es tan importante como
Cristo en nosotros, como nuestra vida.
Él es vida, nosotros también, Él es luz, nosotros
también, Él es la sal, nosotros también, Él tiene hermanos, nosotros también, Él
tiene un Reino, nosotros también, Él tiene un Padre, nosotros también.
No hay nada, sea en la tierra que el cielo que sea tan
imprescindible como el Hijo de Dios
formado en nosotros.
La justificación no produce la unión con Cristo. Se
necesita creer en el poder de la resurrección de Cristo para nacer como niños
en Cristo y poder ser insertados en Él con una esperanza viva.
Desde un niño en Cristo, se progresa hasta llegar a
recibir la promesa, de ser parte permanente de la familia de Dios. Esto es mediante
la filiación, la cual, nos da todo el derecho, de la esperanza de una herencia
incorruptible, preparada para todos sus Huiós Neaniskos y Teknón.
Cuando creímos, depende de la doctrina que tenemos
recibido, las reacciones se manifiestan en modo muy diferentes.
1. Si
creímos que nuestra unión con Cristo tiene producido en nosotros la muerte del
“Yo” y de mi viejo hombre, que somos insertados en un nuevo hombre, y todo está
cumplido; entonces experimentamos muchas desilusiones, debido que esta doctrina
no es cierta porque solo se ha cumplido en “posición” y no en la realidad de nuestra vida.
Pecaremos y nos sentiremos frustrados y tendremos una vida miserable.
2. Si creemos que somos
justificados y todo está hecho, también tendremos desilusiones, porque hay
mucho más de esto en la obra de la Deidad a favor del hombre perdido.
3. Si creímos que en
nuestra redención y justificación ha habido una separación en “posición” al viejo hombre, y si al mismo tiempo creemos
en el poder de la resurrección de Cristo para nosotros, y experimentamos que
Cristo Glorificado es insertado en nosotros, y que nacemos de nuevo, como
niños en Cristo, podemos tener una esperanza viva d llegar a la meta.
Si,
perseveramos mediante la Fe, con nuestra mirada puesta en nuestra filiación;
entonces asumiremos nuestras derrotas temporales como parte de nuestra
progresión espiritual, y podremos perseverar en la Esperanza y Fe, que nuestra
filiación como “Huiós” o “Neaniskos” del Espíritu de Dios está a nuestro
alcance, teniendo la certeza, que desde este momento, Cristo será la fuente y
el origen de nuestro andar en nuestra vida en Justicia y Santidad para su Gloria,
entonces ciertamente un día llegaremos a nuestra meta.
La nueva creación comienza cuando Cristo Glorificado
comienza a ser formado en nosotros. Esto es el “contacto” temporal de la Divinidad con la humanidad, la
savia del olivo silvestre (que ha sido justificada), está en contacto con la
savia del olivo cultivado, hasta cuando el espíritu vivificante llena
totalmente nuestro espíritu y nuestro corazón con la savia del Dios Triuno en
nosotros.
Este contacto es posible debido a la obra de la
justificación e inserción en el Nuevo Hombre, pero no tiene que ser la norma de
nuestra vida. Tenemos que tener la esperanza viva, que el Dios Triuno, forme
plenamente la vida de Cristo Glorificado en nosotros y deseche según el
Determinado Consejo, al viejo hombre de nuestro espíritu y de nuestra alma,
para poder llegar a ser verdaderos Huiós
o Neaniskos del Espíritu de Dios.
Es entonces que seremos completos en el espíritu
vivificante.
Unas de las maravillas que pasan cuando Cristo
Glorificado es insertado en nosotros, llegando a ser formado en nuestro
espíritu, es lo que comenta Pablo en Gal. 2:19:
19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de
vivir para Dios.
¿Hemos
muertos verdaderamente en la realidad de nuestra vida al poder de la Ley o solo
lo vemos como una doctrina?
Si estamos separados de Cristo Glorificado, entonces no
hemos muerto, pero si decimos que somos unidos a Él, entonces seremos
verdaderamente muertos al poder de la Ley que es el pecado. En Ro. 7:4 Pablo
habla de que estamos unidos con Cristo:
“Así también vosotros, hermanos míos, se os ha hecho
morir a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis unidos a otro, a
Aquel que fue levantado de los muertos”.
El poder de la Ley, que es el pecado, no tiene ningún
poder en nosotros cómo Huiós o Neaniskos
del Espíritu de Dios.
En los niños en Cristo, donde el espíritu vivificante, no
está formado de manera completa, todavía el poder de la Ley, puede que tenga poderío
para llevar al recién nacido al pecado.
¡Pero, que glorioso futuro tiene este niño en Cristo,
para él le está reservado la posición más alta en los cielos y en la tierra en
Cristo Jesús como parte del Nuevo Hombre!
En Ro. 11:7 Pablo hace otro ejemplo:
7 Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú,
siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho
participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo,
Para hacer un inserto, primero hay que cortar una ramita,
esto tipifica la redención y la justificación.
El inserto de una ramita en el olivo cultivado tipifica
el nuevo nacimiento, donde la savia del olivo cultivado (El Espíritu, Cristo, y
el Espíritu del Dios Triuno) comienza a penetrar en la ramita del olivo
silvestre.
Ya esto no recibe la savia del olivo silvestre, más del
olivo cultivado.
Un día este ramita será formada en su realidad de vida,
este es el día de la filiación en la realidad de una nueva vida.
Si no se hace un corte, no puede haber ningún injerto. Si
la rama de un árbol ha de ser injertada en otro árbol, la rama primeramente
debe ser cortada, y separada, solo después que se ha hecho la separación puede
haber una nueva unión.
Hay “Creyentes” que dicen: “Pues yo sencillamente tengo creído, no he pasado ningún trauma”.
Hermanos y hermanas, una ramita cortada, tanto que sufre,
sufre hasta que Cristo sea totalmente formado en ella y esto es lo normal en la
vida de un verdadero Teknón en Cristo.
Cuando fuimos separados, morimos, no solamente a la ley,
sino a todo lo que no sea Dios.
Mediante la resurrección, Cristo Glorificado fue hecho
espíritu vivificante.
En el momento que Dios Padre nos corta del olivo
silvestre, somos insertados en el Espíritu de Cristo Glorificado, para que Él
mismo se forje en nosotros con el fin que el Dios Triuno sea nuestra propia
vida en nuestro proprio ser.
Ahora vivimos por la Fe en el Hijo de Dios, una Fe, que
produce una unión completa, en la cual nosotros y Cristo Glorificado somos un
espíritu totalmente formado en el momento de la filiación.
Desde el inserto, El Espíritu vive en nosotros como
arras, y nosotros vivimos con El Espíritu siempre en mayor medida para que nos
pueda impartir gracia, fe, vida, luz, poder, verdad, conocimiento y sabiduría..
Que estas verdades puedan ser parte de la Fe y de la viva
realidad de todo hijo de Dios.
¿Qué te parece y que vas hacer al respecto?
ARMANDO ZANOLLA
Revisión el 15 de noviembre del 2013
Revisión el 22 de diciembre del 2013
Revisión en Berlín, 22 de mayo del 2016